jueves, 18 de febrero de 2016

Mi mensaje a todos los venezolanos 18-01-2016



Hoy, 18 de Febrero de 2016, mi mensaje no es para Leopoldo López, no es para su familia, ni para Ramos Allup, ni para la MUD, ni  para el PSUV y menos para el gobierno nacional porque sé que muy difícilmente cualquiera de ellos lo va a leer. Este mensaje está dirigido a ti que estás leyendo estas líneas. A ti, venezolano, amigo mío, hermano, pariente, conocido o simplemente porque estas en alguna de mis redes sociales y por la razón que sea, estás leyendo este mensaje.

Sé que tú, como yo, como muchos otros compatriotas día a día manifestamos nuestros pensamientos y lamentos en estos muros, en facebook, Twitter, Instagram, google, cadenas de pin o whatsapp. Muchas veces con humor o rabia, con desesperación y hasta con cierto resentimiento, sin embargo, aunque nos leemos entre unos y otros. Eso, si acaso, alcanza sólo para drenar esa sensación de desesperanza que nos embarga ante el caos que vive nuestra Venezuela.

Sé, que a veces somos duros, que proferimos insultos, que hacemos chistes, que incluso llegamos a escribir incoherencias, disparates y que la mayoría de veces discutimos con otros hermanos por desigualdad de pensamiento. Todo eso está bien. Todo eso es válido. Todo eso es importante porque es tu voz paisano, es tu libertad de expresión. Es el derecho a disentir, a pensar distinto, a discrepar o como sea más fácil decirlo y nadie, absolutamente nadie, tiene la autoridad, el derecho o facultad para prohibirte hacerlo. Simplemente es tu derecho.

Más allá de todo esto, me refiero a opinar, me pregunto de qué sirve eso. ¿Qué gano yo como venezolano o como ciudadano aparte de drenar? En este momento histórico que vive el país y del que no voy a describir nada porque está perfectamente clara la situación, inflación, desabastecimiento, inseguridad, desempleo, narcotráfico, corrupción, abuso de poder, persecución política, caída del precio del petróleo, macro devaluación de la moneda, etc., etc., reconocidos por demás por el mismo presidente de la república en cadena nacional, eso lo sabemos todos. 

¿Qué hacemos? Muchos pensaran que no está en nuestras manos, que está en las manos del gobierno porque ellos nos llevaron a esto cuando se robaron los dólares de CADIVI, otros dirán que lo debe resolver la oposición porque ellos tienen la culpa con la guerra económica, que la nueva Asamblea Nacional debe resolver y acabar con todo eso, que nos invadirán los gringos y se adueñarán del país, que debemos aguantar hasta que más podamos porque seguro en algún momento llegará la solución, que alguien debe hacer algo, que la solución es irse del país y comenzar de cero lavando pisos pero con seguridad y tranquilidad, que cuando Leopoldo Lopez salga de la cárcel lo solucionará todo, o cuando la DEA y la CIA agarren a Diosdado y a su cartel, que cuando Lorenzo Mendoza deje de acaparar comida y así como esos miles de especulaciones pero… ¿Qué podemos hacer nosotros desde nuestro metro cuadrado para cambiar esto?

¿Qué hemos hecho nosotros, los ciudadanos de a pie durante todo este tiempo? Colas, trabajar horas extra, buscar un resuelve paralelo que genere otra entrada, taxiar, revender, bachaquear, ventas de garaje, matar tigritos, etc. Sobrevivir en un caos de país que de verdad no se entiende. Pero todo esto no son más que paños de agua tibia mientras tanto. Nada de eso es una solución a futuro, nada de eso te garantiza que mañana no vayas a necesitar recurrir otra vez a estos menesteres. 

Entonces, repito la pregunta ¿Qué hacemos? ¿Qué estamos haciendo mal? ¿En qué estamos fallando? La desorientación es colectiva, pero, si no averiguamos bien cuál es la causa de la enfermedad muy difícilmente vamos a llegar a la cura. Dejemos de dejarles todo a los demás y comencemos a generar nuestras propias soluciones.

Comencemos a plantear soluciones y no más problemas. Veámonos más como convivientes en lugar de vernos como adversarios. Oigámonos unos a otros y demos el ejemplo a los políticos. Dialoguemos entre nosotros mismos, en el seno de la familia, en la comunidad, en la cuadra, en el liceo, en las universidades. No podemos llegar a la concordia sin consenso señores. Si hemos sido tan buenos construyendo un modelo económico de “bachaqueo” y es beneficioso para unos cuantos, podemos diseñar un sistema más confortable que nos beneficie a todos, creemos nuestra propia economía de mercado, es apremiante, es urgente porque si no caeremos poco a poco en una economía de zombis, es decir, nos comeremos unos a los otros literalmente.

Debemos aceptar y reconocer que todos, absolutamente todos estamos pasando por lo mismo, las colas son para todos, el alza de los precios de comida, gasolina, repuestos, ropa, útiles, insumos, etc., es para todos por igual. Entonces desconozcamos juntos el modelo económico actual, es obsoleto, ineficiente, desigual, anárquico, sectario, insuficiente y solo beneficia a una minoría que tiene el poder. Nadie dijo que debemos soportar la imposición de un sistema que te oprime, te limita y te jode solo por apoyar el ideal de un solo hombre. Nadie dijo que es necesario ser pobre para ser felices, señores, eso es mentira. 

Merecemos tener un modelo económico donde puedas adquirir lo que tú quieras cuando, donde y en la cantidad que quieras siempre y cuando sea honestamente. Ser rico no es malo, viajar libremente no es malo, construir un patrimonio no es malo, crecer no es malo. Eso es falso. No he leído esto de ningún autor conocido ni incognito, eso es mi libre pensamiento. ¿Cómo puede ser malo que un matrimonio común quiera darle una casa y un carro a cada hijo cuando crezca? ¿Cómo puede ser malo querer viajar por el mundo y conocer otras culturas, con tus propias divisas, y que compres lo que quieras? ¿Por qué eso tiene que ser un privilegio exclusivo de unos pocos si eso es un derecho de todos, consagrado en la constitución y en muchas legislaciones mundiales? No es cuestión de moda o vanguardia, es sentido común.

No merecemos lo que estamos viviendo en Venezuela. No  es justo para nadie indistintamente de la ideología política. No merecemos que nos maten en la esquina por un celular, no merecemos que al día siguiente de la quincena ya estemos limpios, no merecemos tener que esperar una semana para poder comprar porque es el día de tu cedula, no merecemos morirnos por falta de tratamientos para cáncer, vih, diabetes y menos por virus comunes, no merecemos tener que viajar al extranjero para traer dólares y venderlos en mercado negro para ganarnos un dinero extra, No merecemos tener que vender y comprar cupos de divisas,  no merecemos un chantaje ideológico por un carro o por una casa. Demos hoy el primer paso, no importa si a la primera nos dicen que no. Intentémoslo, hay que convencer al vecino, hablarle, no es pedirle que cambie sus ideales o sus costumbres, es necesario el dialogo, y no me refiero al dialogo de los partidos políticos, me refiero al dialogo de nosotros los que a diario salimos a la calle a ganarnos el pan con la suerte que no nos maten para quitárnoslo. 

Estoy seguro de que la solución está en nuestras manos. Veamos esta situación como el llegadero donde necesitábamos estar para darnos cuenta de lo fuerte que somos y de la capacidad que tenemos de rectificar y comenzar otra vez. Que esa misma fuerza la podemos transformar es más que esperanza en metas y cumplirlas. El cambio tiene que ser de abajo hacia arriba. Nadie más puede sacarnos de esta crisis que nosotros mismos. Sé que la transformación será lenta, dolorosa y a veces parecerá lejana sin embargo, será el impulso necesario para remontar la ola. 

Comencemos a organizarnos, a aportar ideas, no importa sus dimensiones, en la planificación se irán estableciendo las prioridades y necesidades. No importa si unas son más ambiciosas que otras, lo importante es el debate con nivel y con respeto. Insisto, es necesario el consenso en las bases de la sociedad, es decir, en la familia, en la comunidad. Rompamos esa frontera ideológica que tanto daño le ha hecho al país. Demos ejemplo de lucha, de armonía y de que podemos levantarnos como lo hicieron nuestros abuelos y bisabuelos después de las dictaduras de Gomez y Pérez Gimenez. Volvamos a ser ese país, que aunque no era una potencia mundial ni nada por el estilo, teníamos calidad de vida.

Esto no es un mensaje para el gobierno ni para la oposición, es para ti, que si estás leyendo esta línea y que seguramente estarás de acuerdo en algunas o en pocas cosas de las que escribí, sin embargo confío en que tú comenzarás a escribir nuevas líneas y otros las leerán con el mismo fin. Que nuestro país salga de la depresión, del conformismo, de la anarquía y del caos. Piense que si vamos a seguir viviendo en este país, afrontando todo lo que venga, será necesario organizarnos y hacer que ese tiempo que tarde Venezuela a estabilizarse, que será duro indudablemente, sea llevadero, sea lo menos traumático posible sobre todo para nuestros chamos, la generación de relevo. Si no tiene otro plan mejor que este, aproveche. Es el momento. Y si te parece que estoy equivocado, que pierdo mi tiempo o si solo quieres dejarme tu opinión por favor hazlo. Todos necesitamos oirnos y desahogarnos. 

Te amo Venezuela.
José Maximino Figueroa Albahaca 

Twitter e Instagram @MaxAlbahaca